martes, 9 de diciembre de 2014

Reseña: Los Asesinos Del Emperador

Hola, gente!
Hace mucho que no escribo en el blog por lo que os comenté en la entrada anterior, Pero, por fin ha llegado el día en el que os traigo reseña.

En esta os voy a contar lo que me ha parecido “Los asesinos del emperador”, de Santiago Posteguillo.

¡Vamos allá!







18 de septiembre del año 96 d.C.

Un plan perfecto. Un día diseñado para escribir la historia. Pero cuando todo sale mal, la historia ya no se escribe.. se improvisa: una guerra civil, el Coliseo, la guardia pretoriana, traiciones, y guerras de frontera, envenenamientos, delatores y poetas, combates en la arena, cristianos y martirios, ejecuciones sumarísimas, el último discípulo de Cristo y el Apocalipsis, el ascenso y caída de una dinastía imperial, locura y esperanza, la erupción de Vesubio, un puñado de gladiadores, la amistad inquebrantable,  Marco Ulpio Trajano, el mito de las amazonas, una gladiadora, nueve emperadores, treinta y cinco años de la historia de Roma .. 18 de septiembre del 96 d.C. Un grupo de gladiadores dispuestos a todo avanza por las alcantarillas de Roma. Nada ni nadie puede detenerlos. Ni siquiera la historia.




Lo primero que se me pasa por la cabeza ahora, al empezar a escribir esta reseña, es esta pregunta: ¿Cómo me las voy a arreglar para explicar, más o menos, lo que pasa en este libro sin desvelar nada relevante para, luego, poder dar mi opinión? Tened en cuenta que es un gran libro, no ya solamente por la historia que nos cuenta y lo bien narrada que está. Es que, como sabréis los que ya lo habéis leído, es un volumen de al rededor de 1200 páginas.

Prometo hacerlo lo mejor que pueda.


Vamos a ver. El libro nos traslada a la antigua Roma, (como habréis visto en la sinopsis). Concretamente, se centra en los años en los que el emperador Domiciano era, prácticamente, un niño, para luego, contarnos cómo llegó al poder, cómo lo ejerció y , por fin, cómo mataron a ese hijo de la gran p... Uy, perdón … cómo mataron a ese señor.

En realidad, este es el primer volumen de una trilogía dedicada a Marco Ulpio Trajano, el primer español que llegó a ser Emperador de ROMA. Toma, Geroma, Pastillas de goma.

¿Si hay algo a destacar de este libro? Absolutamente todo.

Los asesinos del emperador es una obra maestra que consigue que vivas la historia de una manera como no consiguen muchos escritores. Está tan lleno de vida que, aunque sea un libro algo grueso te lo acabas en un abrir y cerrar de ojos. Pues, Posteguillo sabe como retratar a los personajes y su contexto histórico y, además, cada cual con sus motivaciones, sus pensamientos y su manera de enfrentarse a los echos que se narran, contándonos así las historias dentro de la historia.

En el libro vivirás de manera intensa las intrigas palaciegas, el devenir de la gente corriente y moliente de la roma imperial, la defensa de las fronteras de Roma y su impero, la conquista de territorios, rebeliones, conjuras y, como no, podrás pasar tardes en el coliseo, donde, por lo menos yo he aprendido cosas que se llegaban a realizar allí. No hablo sólo de peleas de gladiadores. También otras cosas que sucedían antes de esas peleas: Luchas contra leones, ejecuciones cristianas, peleas a ciegas, recreaciones de batallas mitológicas, etc, etc...

Pero, no Sólo vas a vivir un tiempo en la Roma antigua. También vas a descubrir que, en realidad, la gente no ha cambiado mucho desde aquella época hasta la nuestra.

Seguro, queridos amigos blogueros, que os vais a dar cuenta de que en aquel tiempo habían gobernantes ineptos, crueles y sin sentimientos. Pero, ahora, sigue habiendo lo mismo. Sólo que antes, el personaje en cuestión se llamaba Domiciano y ahora se llama …............ (Pon sobre los puntos el nombre que prefieras).

Os puedo decir que Domiciano, al menos, no usaba plasmas cuando se reunía con el senado.
ahí queda eso.

También caminareis por el interior de la Domus Flavia y conoceréis a algunos de los sirvientes de Domiciano y a la correspondiente guardia pretoriana del emperador.

Dentro de la Domus, (que por si no lo he dicho antes, era el palacio del emperador), también viviréis el inicio de varias conspriraciones.

Algunos de los personajes




trajano

Militar a las órdenes del emperador que, entre otras cosas, defendió las fronteras del Rin antes de convertirse en el primer español que llegó a ser emperador de Roma.





Domiciano

Hijo del emperador Vespasiano y hermano de Tito (También emperador), Domiciano fue uno de los emperadores mas crueles de Roma. Un tirano que, con el paso de los años, vivió con miedo a una posible rebelión.

Fue el azote de los primeros cristianos en Roma e intentó acabar con Juan, el apostol hirviéndolo en una olla llena de aceite en una ejecución pública.

Para mí, este es el verdadero protagonista de la novela.



Coliseo

Aunque no se trata de un personaje en sí, tiene un gran protagonismo en la historia, ya que en su arena y en sus entrañas trascurre parte de la historia.

En definoitiva, es un gran libro muy bien planteado y muy entretenido.

Si tengo que ponerle alguna pega, es simplemente que, a veces, las batallas por los territorios se me han hecho un poco largas porque lo que más me importaba era lo que estaba pasando en Roma con Domiciano. Pero vamos. Que tampoco es que me haya importado.

Este, es un libro de 10.

¿Sabías que...?




lunes, 1 de diciembre de 2014

El Por Qué De Mi Ausencia: Días Perros.

Hola, gente!

Esta entrada es para explicar mi ausencia del mundo bloguer de los últimos dos meses.

Algunos, los que me tenéis agregado al Facebook, sabéis el motivo. No así los que sólo sabéis de mí por este medio.

La cosa empezó, o más bien me di cuenta de lo que pasaba, hace dos meses.

Era un sábado por la tarde como otra cualquiera. Comí en familia, tomamos café reímos y a las cinco de la tarde mi grupo de música, Silves3, empezamos a ensayar. Todo de lo más normal, Mucho trabajo y mucho cachondeo a partes iguales.

Cuando acabamos de tocar, salimos de la habitación, porque tenemos la suerte de poder ensayar en mi casa, ya que los vecinos, o más bien, la mayoría de ellos, nos conocen desde que éramos pequeños, no se quejan. Es más, les gusta oírnos ensayar.

Pues bien. Como hacemos siempre después de tocar, nos preparamos un café, nos lo tomamos y al ir hacia la puerta de la calle, vemos que mi perra Tess está tumbada en el recibidor lamiéndose sin parar. Lo raro fue que no se levantó a saludarnos como es su costumbre, sino que siguió así como estaba, lamiéndose la tripa. Sólo que no era la tripa. Era un bulto bastante grande que, sin previo aviso, le había salido de un día para otro. Aquel bulto era grande pero, lamentablemente, no lo suficiente, según decidió el cuerpo de Tess, Ya que, a los dos días aquella cosa creció el doble.

Como podréis imaginar, la llevé al veterinario de cabeza.

Esto fue lo que pasó.

Esa tarde no hacía frío y, por suerte, tampoco apretaba el calor. Una brisa, más o menos refrescante, acompañó los pasos que dábamos mi perra y yo camino de la clínica veterinaria.

Al llegar, miré la puerta que daba acceso al local, no sin cierto temor. Para qué engañarnos. Y la puerta se abrió con aquel sonido mecánico que indicaba que alguien, desde el mostrador situado en el vestíbulo de la consulta, accionaba el mecanismo para que pudiéramos pasar.

Una vez en el interior del vestíbulo me senté agarrando la correa de Tess mientras la acariciaba y le susurraba un “No te preocupes cariño. Seguro que no es nada”, que intentaba sonar convincente. Siendo sincero, a día de hoy, no sé si conseguí o no sonar seguro. Así que la abracé, le sonreí y le besé la cabeza.

Al rato, nos hicieron pasar a la habitación donde atendieron a la perra.
Un tubo fluorescente iluminaba el cuarto que, entre cuatro paredes vestidas por azulejos de color verde claro albergaba una mesa alta con patas de hierro coronada por una fría e impersonal plancha de acero donde, como era de esperar, subieron a Tess, que, asustada como estaba, luchaba por salir de allí.

Una vez la perra estuvo encima de aquella mesa, el veterinario miró el bulto, lo fotografió con su teléfono de última generación y le tomó la temperatura mientras yo trataba de tranquilizar a Tess.

Cuando el veterinario retiró y miró el termómetro habló:

-Tu perra no es que tenga un bulto que parece un tumor. Tampoco es que tenga fiebre. Es que se va a MORIR de la fiebre. -dijo de malos modos.

-Pero... -acerté a decir pugnando porque no asomara ni una lágrima a mis ojos.

-Respecto al bulto, tiene toda la pinta de ser un tumor- sentenció -. No te lo puedo asegurar. Habría que hacerle pruebas. Una biopsia, un análisis y actuar en consecuencia. Además, ese bulto está apunto de reventar.

No se si fue así o no. Pero, creo que el veterinario me miraba hasta con odio.

Siguió hablando:

-¿Por qué no me la has traído antes?

-Porque era sábado por la tarde cuando vimos el bulto por primera vez. Hoy es lunes por la tarde-respondí-. Además, señor, que, a parte de que usted los domingos cierra, yo no he cobrado aún. He tenido que sacar el dinero de debajo de las piedras para poder pagarle.

-Pues, que sepas que ahora te va a costar mucho más dinero-dijo el cab... caballero.

-Pero si nos dimos cuenta a las ocho y media de la tarde, más o menos, ¿para que iba a venir? ¿Para encontrarme con la persiana cerrada?- dije ya alzando un poco la voz.

Sé que no debe uno perder los nervios nunca, pero estoy seguro que entenderéis por qué alcé la voz algo más de lo debido. Tampoco es que le gritara. Pero vamos... poco faltó.

Total, que el hombre, le receta a mi perra unas pastillas después de una consulta de no más de diez minutos y dice:

-Dale esto una vez al día. En tres días vuelves. SON 90 Euros.

Pagué y salí de allí con mi perra. Sintiéndome como una autentica mierda. Preocupado como ya estaba, con la noticia de que mi perra iba a morirse sino de fiebre del bulto que (Iba a reventar).

Cuando llegué a casa, comenté lo que me había pasado y, claro está, pusieron el grito en el cielo.

Al día siguiente puse en mi estado de Facebook que lamentaba decir esto, pero que dejaba las redes sociales y de entrar en el blog porque mi perra necesitaba toda mi atención y que, sinceramente, tampoco me apetecía escribir.

Bien. Mi estado de Facebook fue leído por dos grandes amigas, que son, precisamente las que me trajeron a Tess a casa de la protectora donde la adopté días después de acogerla en casa.

Ellas abrieron el cielo para mí, cuando, minutos después de haber publicado el estado en face me llamaron por teléfono y me dijeron:

-Conocemos a un veterinario muy bueno. Lo único es que está en Enguera (Un pueblo de Valencia).-me dijiron-. Si tú quieres, nos acercamos con el coche y te llevamos a que te den una segunda opinión.

Les conté entonces lo que pasó con el veterinario del barrio el día anterior y lo que me había hecho pagar.

Ellas respondieron que no me preocupara por eso y allá nos fuimos a Enguera.

En esta nueva clínica veterinaria, miraron a Tess muy bien, me dieron los medicamentos que hacían falta, le hicieron análisis y me explicaron muy bien lo que le pasaba a la perra, que significaba aquello de “Este bulto está a punto de reventar” y me calmaron, además de darme fecha por si decidía operar a la perra (Que era lo que necesitaba el animal).

Así pues, el día acordado nos presentamos en la clínica veterinaria de Enguera.

Entramos los primeros a consulta y prepararon a Tess para la intervención quirúrgica.

Le pusieron un tranquilizante y el anestésico. Me dejaron quedarme con Tess hasta que se durmió apoyada en mí y se la llevaron a operar el bulto, que dicho sea de paso, reventó el día antes de la operación.

Lo de reventar es, simplemente, que la piel no aguanta más el peso del bulto (que ya estaba confirmado. Era un tumor grandísimo), y se hace un pequeño agujero.

Aquel tumor se estaba comiendo a mi perra por dentro. La estaba dejando sin fuerzas, flaca, sin nutrientes.

Durante la operación, yo no tenía muy claro que Tess sobreviviera. Parecía que ya no tenía fuerzas. Aquel tumor podía llevársela de mi lado.

Cuando por fin pude ver a Tess, después de la operación, estaba aún medio sedada. Entramos mis dos amigas y yo. Acariciamos a Tess mientras hablábamos con el veterinario y nos decía que todo había salido bien.

Cuando el veterinario terminó de hablarnos, que, por cierto, se llama Miguel, una de mis amigas empezó a decir Tess! ¿Cómo estás, guapa? Y lo mismo la otra amiga. La perra, pobrecita mía, la miraba y ya está pero cuando yo le dije: Tess!!! Te vas a poner bien!!!
La perra, mas anestesiada que otra cosa dio un brinco y empezó a mover el rabo. Poco, eso sí. Estaba cansada.



Han pasado muchos días desde entonces y, tras una temporada de recuperación, Tess está estupenda. Más fuerte y simpática que nunca.

Han pasado muchas otras cosas. Cosas como enterarse y ver que un amigo, que creía que era de una forma, resulta ser más Imbécil y repulsivo que chucky, el muñeco diabólico. Pero, esa ya es otra historia.


Espero que entendáis el por qué de mi ausencia y también por qué lo he pasado tan mal.

Bueno, chicos, chicas. Blogueros todos.

He vuelto!!!!!!